20 Jun ¿Cambio Climático o Cambio de Liderazgo?
Escribe Jorge O. Elgegren / Director de la Escuela de Gestión Ambiental de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya
Los presagios de una embestida mayor contra el clima global por parte del presidente Trump se han cumplido con su reciente anuncio de retirar a su país del Acuerdo de París (AP). Era un secreto a voces desde su desdén a la decisión de los otros seis líderes del G-7, a fines de mayo, de avalar el AP, el cual – dice – es un invento chino. Añade que favorece a la India y oculta una maniobra de activistas internacionales en contra de su país, cuya economía, afirma, resulta seriamente perjudicada.
Una promesa electoral que quiere honrar es la reactivación de la industria del carbón. En un artículo del 30 de mayo aparecido en el New York Times, Paul Krugman, probablemente el economista más influyente en la actualidad, refuta la racionalidad de su promesa electoral, señalando que los empleos de la industria del carbón disminuyeron cerca de dos tercios entre 1948 y 1970, entre otras razones, porque fuentes de energía alternativa se tornaron más baratas respecto del carbón.
Sería imposible para China manipular a 192 estados miembros de la ONU para votar en contra de cualquier Estado. Estos países han votado para evitar una serie de desastres causados por el cambio climático, incluyendo la desglaciación y el derretimiento acelerado en lugares como el Polo Norte. El AP plantea responsabilidades diferenciadas en función de las emisiones acumuladas.
Citando datos de la Agencia Internacional de Energía, Jeffrey Sachs, también uno de los economistas más importantes, sostiene – en un artículo del 7 de junio – que EE. UU. es el mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI) medidos de manera acumulativa. Datos del World Resources Institute (WRI) al 2013 indican que los EE. UU. han emitido un total de 147 mil millones de toneladas (Mt) de GEI desde 1990, casi lo mismo que China (143 mil Mt). Medidas desde 1850, las emisiones de los EE. UU. cuadruplican las de China. En el 2014, las emisiones de CO2 (dióxido de carbono, el más importante de los GEI) de los sectores energía e industria ascendieron a 16.2 toneladas (t) per cápita en los EE. UU.; mientras que en China ese valor fue 6.7, y en la India fue menor a 1.6. Es significativo que instituciones con sede en los EE. UU., como el WRI, después de evaluar los compromisos climáticos de China, le hayan otorgado una calificación media, con posibilidades de cumplirlos antes de lo planificado.
¿Qué debemos esperar ahora que EE. UU. decidió retirarse del Acuerdo de París? En primer lugar, su retiro sí tendrá efectos, aunque no inmediatos, sobre el clima global y las negociaciones internacionales, puesto que se trata del responsable de aproximadamente el 14 % de las emisiones de GEI. En segundo lugar, hay estados (por ejemplo, California) en los EE. UU. que han reafirmado su compromiso de reducir emisiones de GEI hasta en 50 % respecto de los niveles de 1990. Tercero, hay que vigilar con esperanza las acciones climáticas de China, la mayor economía mundial, ajustando las cifras del PBI por poder adquisitivo. Finalmente, resta confiar en que la presión de los consumidores, a través de mercados que demandan cada vez más productos amigables con el ambiente, surta efecto y consiga detener el crecimiento de economías intensivas en el uso de carbono. Todo esto se podría esperar en un contexto en el que la sensatez y el liderazgo con una perspectiva orientada hacia el bienestar global – y no lo contrario – predominen.
*Artículo publicado en el Diario El Peruano el 20/06/2017